Mientras la clase política, al dictado de los poderes económicos, continua utilizando el lenguaje del crecimiento económico, cada vez hay más personas que nos preguntamos cómo se puede crecer ilimitadamente en un mundo finito. Al hacernos este planteamiento, llegamos de forma inmediata a una respuesta clara: No es posible continuar creciendo cuando los recursos del planeta se están agotando, cuando la huella geológica de algunos estados es 10 veces más grande que su población, o cuando los datos de distribución de la renta y del trabajo no pueden ser más histrionicamente desiguales.
Ayer, tuvimos la oportunidad de escuchar al profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, Jorge Bielsa, dentro del programa “Jornadas por el Decrecimiento” que se están celebrando estos días y hasta el 22 de diciembre. La ponencia que nos ofreció, y cuyo título era “Crecimiento con desigualdad: restricciones sociales para el decrecimiento”, nos permitió conocer aspectos de este proceso de decrecimiento, el cual según el ponente “ya está aquí. Ahora vamos a ver cómo lo gestionamos”.
En la ponencia se analizó la desigualdad de las rentas, haciendo hincapié en algunos términos estadísticos que se suelen utilizar tanto en nuestra comunicación habitual como en los medios de comunicación y que contienen algunas trampas lingüísticas. Un ejemplo de ello es el uso de la media y la mediana para hablar del aumento de los salarios. La media se puede utilizar como muestra del crecimiento económico, pero por su definición estadística, no refleja el valor mediano de la distribución y, por tanto, no refleja los niveles de bienestar y renta de las familias.
Si esto es así, entonces, ¿por qué ahora las familias viven mejor?
En primer lugar, en la actualidad trabajan más miembros de la familia. Es decir, la incorporación, por ejemplo, de las mujeres al mercado de trabajo ha supuesto que ya no trabaje una sola persona en una unidad familiar, sino que son dos o más. Desde los años 70 hasta hoy el porcentaje de mujeres que trabajan ha crecido de un 38 a un 76 por ciento.
Por otro lado, el ponente hizo referencia a John Maynard Keynes al explicar que el número de horas de trabajo ha aumentado para mantener un nivel de consumo “necesario” y con ingresos por hora constantes.
Finalmente, las familias han optado por pedir prestado. Es decir “como la renta actual no nos llega la traemos del futuro al presente”.
En conclusión esta crisis no es un accidente y menos un problema de “chapa y pintura” ya que hay fuerzas “geológicas”, es decir lentas pero muy fuertes, que llevan inexorablemente hacia el colapso económico. Para el profesor Jorge Bielsa, un proceso de decrecimiento se puede convertir en una bomba si no hay una fuente de redistribución y no cabe el reparto de renta sin reparto de trabajo. Esta transformación no la puede hacer el mercado por si solo sino que debe estar basado en nuevo pacto social o estamos abocados a volver al siglo XIX.
Al finalizar la ponencia, se abrió el turno de preguntas de los oyentes que fueron altamente participativos y surgieron muchas cuestiones relacionadas con el mercado financiero, con la “colectivización” de la deuda y hasta con la crisis energética. Se abordaron temas de actualidad y política nacional como el “contrato de los 426 euros” al que el profesor Jorge Bielsa denominó como “el novamás de la desregularización del mercado de trabajo”. En cuanto al crecimiento y las operaciones de préstamo, el ponente afirmó que “si la economía no crece, el préstamo deja de ser una operación financiera y se convierte en una estafa”.
Muy interesante. Escuche al profesor Bielsa el 29 de noviembre en la sala de Consumo en una charla organizada por la Dirección Gral de Consumo sobre Concepto y causas del Sobreendeudamiento. Bielsa, si te interesa seguirlo, escribe regularmente en nadaesgratis y tienen una página web con su nombre. Saludos de César Torres.
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